Cicle de diálogos entre cultura y empresa: La sociedad civil a debate

Cabe preguntarse por qué en los últimos años la sociedad civil, tan necesaria para la construcción de Catalunya, ha sido puesta en entredicho por una parte de la opinión pública. Cabe preguntarse qué significa hoy la sociedad civil, en espacial la burguesía, y cuál es su papel en la sociedad, qué diferencia hay entre el rol que debe jugar la sociedad civil y el de la clase dirigente y cuál ha sido su contribución al desarrollo de Cataluña, desde que se inició en el siglo XXI.

Estas cuestiones serán abordadas en la Biblioteca para el fomento del diálogo por Cristian Segura, autor del ensayo Gente de Orden. La derrota de una élite, Jordi Alberich, consultor económico y vicepresidente del Instituto de Estudios Estratégicos de Foment del Treball. El diálogo será moderado por Fèlix Riera, director de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball.

“Nada de esto es nuevo, ya lo contaba Josep Maria de Sagarra en Vida Privada. Pero hay diferencias fundamentales entre la burguesía de los años veinte o treinta y la actual: la de Sagarra vivía en el Eixample y la de hace décadas que se refugió en las latitudes septentrionales en la ciudad, barrios tranquilos, al abrigo de la montaña, lejos de la amenaza tumultuosa de masa”
Extracto del libro “ Gente de Orden. El descalabro de una élite” de Cristian Segura.

“La Gran carencia la sufrimos en el debate público, espacialmente en un momento de transformación histórica como la que estamos viviendo. Un vacío que no cubre éste cada vez más denso entramado de entidades privadas que conforman la denominada sociedad civil y que se caracteriza por situarse siempre de lado de los bonos, aparcando el sentido crítico propio de la mejor corriente liberal”
Extracto del artículo “El Sentido de la Burguesía” de Jordi Alberich publicado en El Mundo.

La sociedad civil catalana se definió como espacio de mediación con el poder político, impulsada por su dinámica emprendedora, cultural y cívica, al advertir que compartir intereses particulares suponía también enriquecer a la sociedad. En Cataluña, la sociedad civil creció porque, al carecer de un Estado propio, impulsó la búsqueda del beneficio particular para redundar en el beneficio general para toda la sociedad. Era un espacio de deliberación cívico basado en que cada uno sabía cuáles eran sus intereses y sus límites. La esfera de intereses particulares llegaba a la esfera pública y definía en gran medida su agenda. Supuso un impulso civil capaz de fortalecer a las instituciones comprometidas con sus logros y problemas.

El filósofo Eugenio Trias observó que la contribución de la sociedad civil «no se contabilizaba en término de osadía, valor u honor, sino en términos de calculada inteligencia práctica, por la vía de la prosperidad económica o de refinada urbanidad, civilización y cultura». Lo que queremos debatir es hasta qué punto estos ideales y comportamientos siguen siendo actuales para definir a la sociedad civil catalana y muy espacialmente la contribución de la burguesía.