- El crecimiento económico se mantiene fuerte en 2025, pero apunta a una desaceleración progresiva en el horizonte
El Informe de Coyuntura Económica de Foment del Treball, correspondiente al último trimestre, señala que durante la primera mitad de 2025 la economía mundial ha mostrado una resiliencia superior a la prevista inicialmente. Los riesgos a la baja asociados a la elevada incertidumbre arancelaria no se han materializado con la intensidad esperada, lo que ha conllevado una ligera revisión al alza de las previsiones de crecimiento del PIB para este año.
Esta menor percepción de riesgo en el ámbito comercial se explica, en gran parte, por la ausencia de una nueva escalada de tensiones entre China y Estados Unidos, así como por una mayor previsibilidad en sus relaciones comerciales. Aun así, el informe advierte que el impacto negativo sobre el comercio internacional y la actividad económica no ha desaparecido, sino que se dejará sentir de manera más gradual en los próximos trimestres.
En materia de política monetaria, el documento destaca que 2025 ha sido un año de transición hacia políticas menos restrictivas. La Reserva Federal realizó en diciembre un nuevo recorte de los tipos de interés de 25 puntos básicos, situando el rango objetivo entre el 3,50% y el 3,75%, en la tercera reducción consecutiva desde septiembre. Por su parte, el Banco Central Europeo ha mantenido los tipos de interés de referencia, ya que los había reducido previamente, con un enfoque claramente dependiente de los datos, y sin prever modificaciones hasta finales de 2026 o 2027.
En este contexto internacional, las economías española y catalana han mantenido un ritmo de crecimiento claramente superior a la media europea, en un momento de debilidad de la Eurozona, especialmente en las principales economías industriales. Esta situación introduce riesgos a la baja para el sector exterior en los próximos trimestres. A pesar de la buena evolución actual, el informe señala que se espera una moderación importante del crecimiento económico en los próximos dos años. Las previsiones recientes apuntan a que la tasa de crecimiento del PIB de España podría reducirse a cerca de la mitad del nivel actual, que se sitúa ligeramente por encima del 3%. La evolución reciente del PIB refleja un agotamiento progresivo del impulso cíclico, en un contexto de normalización del crecimiento tras un periodo excepcionalmente dinámico.
La demanda interna se ha consolidado como el principal motor de crecimiento tanto de la economía española como de la catalana, impulsada por el aumento de la renta disponible de los hogares y por una recuperación gradual de la inversión. En paralelo, el mercado laboral mantiene un comportamiento favorable, si bien comienzan a aparecer señales de moderación en la creación de empleo, coherentes con la desaceleración prevista de la actividad económica.
En cuanto a la inflación, la evolución reciente muestra un repunte vinculado al retorno del IVA de la electricidad al tipo general del 21% a partir de enero de 2025, así como a la persistencia de las presiones en el grupo de los alimentos no elaborados, que continúan siendo el componente más inflacionista de la cesta de consumo. La inflación subyacente, que excluye alimentos frescos y energía, se mantiene por debajo del índice general.
En el ámbito de la financiación, el stock total de crédito a las empresas ha dejado atrás la fase contractiva y muestra una recuperación gradual durante 2025. No obstante, la evolución del nuevo crédito sigue siendo heterogénea según el tamaño empresarial, con mayores restricciones para las pymes y un acceso relativamente más favorable para las empresas de mayor dimensión.
Finalmente, en lo que respecta al sector exterior, la debilidad de la demanda europea limita el crecimiento de las exportaciones de bienes, especialmente en Cataluña, dada su elevada orientación industrial y exportadora. Este efecto se ve parcialmente compensado por el buen comportamiento del sector servicios, especialmente del turismo, impulsado por el aumento del gasto por visitante. Aunque la demanda externa ha mantenido aportaciones negativas al crecimiento del PIB desde el cuarto trimestre de 2024, el sector exterior continúa ejerciendo un papel estabilizador, con una balanza por cuenta corriente en superávit.






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