Las economías catalana y española se mantienen resilientes, y más dinámicas, ante una zona euro con una fuerte debilidad en su crecimiento, tanto al realizado como al esperado.
Sin embargo, resultan necesarias reformas estructurales para la mejora de su pobre productividad, especialmente hacia aquellos sectores generadores de mayor valor añadido.
Por ello, no debemos de relajarnos por esta mejora de la coyuntura, sino que debe de trabajarse más intensamente en las reformas a realizar para la mejora de nuestra competitividad aprovechando esa mejor situación para desplegarlas y, por lo tanto, en un contexto resultante que sea menos lesivo.