En un contexto empresarial en el que la sostenibilidad, la ética y la confianza se han convertido en pilares imprescindibles, Unilever lleva más de una década demostrando que el propósito no es una tendencia, sino una estrategia sólida de crecimiento y compromiso. Entrevistamos a Ana Palencia, directora de Comunicación y Sostenibilidad de Unilever España, sobre cómo la compañía articula este propósito en su día a día, la importancia de la comunicación interna como motor de cohesión, y los retos de mantener la credibilidad en un entorno cada vez más exigente y cambiante.
¿Qué significa vivir con propósito en Unilever? Decís que “las marcas con propósito crecen, las personas con propósito prosperan y las compañías con propósito perduran”. ¿Cómo se traduce eso en el día a día de la empresa y qué rol juega la comunicación interna?
En Unilever entendemos el propósito como un motor que guía cada decisión y cada marca. Vivir con propósito significa que nuestras marcas abordan retos sociales y medioambientales relevantes para las personas y para el planeta: Dove con la autoestima y la belleza real, Hellmann’s con la lucha contra el desperdicio alimentario o Frigo con la empleabilidad juvenil. Todas ellas muestran que hacer el bien haciéndolo bien es posible, y que la sostenibilidad puede ir de la mano del crecimiento.
Para que esto ocurra, la comunicación interna juega un papel esencial: conecta a nuestros equipos con un propósito común, da sentido a su trabajo diario y refuerza la coherencia de nuestras acciones. Invertimos en canales internos dinámicos y transparentes —como newsletters, sesiones participativas o formaciones específicas— para que cada persona en Unilever sienta que contribuye al impacto positivo que buscamos generar.
El Código de Principios Empresariales de Unilever marca una hoja de ruta ética. ¿Cuáles son los valores más destacados y cómo se reflejan en la relación con empleados, clientes y la sociedad?
Nuestro Código de Principios Empresariales es el pilar ético que sustenta la forma en que hacemos negocio. Se basa en valores como la integridad, el respeto, la responsabilidad y la transparencia, que nos guían tanto en las relaciones con empleados y clientes como en la sociedad en general.
Esto se traduce en tolerancia cero frente a prácticas poco éticas, en un compromiso firme por garantizar la diversidad y la inclusión en nuestros equipos y en una política activa de escucha y colaboración con todos nuestros grupos de interés. Los valores no son una declaración teórica, sino una práctica diaria que se refleja en cómo innovamos, cómo gestionamos a nuestros proveedores y cómo interactuamos con los consumidores.
El histórico plan de sostenibilidad de Unilever ha evolucionado mucho. ¿Qué aprendizajes han llevado a iniciativas como Compass o el nuevo enfoque de “realistic sustainability”?
Nuestro camino empezó en 2010 con el Unilever Sustainable Living Plan (USLP), que logró cumplir el 80% de sus objetivos. A partir de ahí lanzamos en 2021 la hoja de ruta Compass, centrada en cuatro grandes prioridades: clima, naturaleza, plásticos y medios de vida. El aprendizaje clave es que la sostenibilidad no puede ser un anexo, sino el corazón mismo del modelo de negocio.
Hoy hablamos de realistic sustainability porque hemos entendido que la sociedad exige avances tangibles, medibles y realistas. No se trata de prometer lo imposible, sino de fijar objetivos ambiciosos pero alcanzables, como reducir a la mitad el uso de plástico virgen, garantizar que todos los envases sean reciclables, reutilizables o compostables en 2025, o impulsar proyectos de agricultura regenerativa. Esta evolución nos permite generar impacto positivo, mantener credibilidad y demostrar que sostenibilidad y negocio van de la mano.
400 marcas, una sola voz (pero con acento local) ¿Cómo conseguís mantener coherencia global y, al mismo tiempo, adaptaros a la sensibilidad del mercado español?
La fuerza de Unilever radica en su diversidad: 400 marcas que hablan con una sola voz, pero con matices locales que las hacen relevantes. La coherencia se garantiza porque todas las marcas comparten un propósito común: mejorar la vida de las personas y cuidar del planeta.
Al mismo tiempo, trabajamos con equipos locales para adaptar ese propósito a las necesidades del mercado español. Ejemplos como el programa de agricultura regenerativa de Knorr en Extremadura, el proyecto Soy Frigo para dar empleo a jóvenes en riesgo de exclusión o la colaboración de Hellmann’s con Too Good To Go para reducir el desperdicio alimentario muestran cómo el propósito global se traduce en acciones cercanas y significativas para los consumidores españoles.
Unilever da mucha importancia a la comunicación interna. ¿Qué herramientas usáis para implicar al equipo?
La comunicación interna es el alma que conecta a nuestros equipos con la visión de la compañía. Usamos herramientas muy diversas: newsletters semanales, plataformas digitales internas, encuentros híbridos, sesiones de formación y campañas específicas sobre sostenibilidad. También fomentamos espacios de diálogo y feedback continuo para que cada empleado se sienta escuchado e implicado.
Creemos firmemente que la comunicación interna no solo informa, sino que inspira. Cuando los empleados entienden cómo su trabajo impacta en la sociedad y en el planeta, su motivación crece y se convierten en los mejores embajadores de nuestras marcas con propósito.
En situaciones como la pandemia, ¿cómo se mantiene una comunicación auténtica y coherente con el propósito social?
La pandemia nos recordó la importancia de la cercanía, la transparencia y la empatía. Durante aquellos meses, la comunicación fue constante y honesta, tanto con nuestros empleados como con la sociedad. Nos volcamos en asegurar la seguridad de nuestros equipos, mantener el suministro de productos esenciales y apoyar a las comunidades con donaciones de alimentos e higiene.
La clave fue mantenernos fieles a nuestro propósito social: estar al servicio de las personas en un momento crítico. La coherencia entre lo que comunicábamos y lo que hacíamos fue determinante para mantener la confianza de nuestros equipos y consumidores.
Proyectos como Recicl Arte o Soy Frigo tienen un fuerte componente social. ¿Qué papel juega la comunicación para amplificar su impacto dentro y fuera de la empresa?
La comunicación multiplica el impacto de proyectos como Soy Frigo o Recicl Arte. No solo los damos a conocer fuera de la compañía, generando orgullo de marca y confianza en nuestros consumidores, sino que también los compartimos internamente para que los empleados vean el valor real de lo que hacemos.
En Soy Frigo, por ejemplo, la comunicación nos ayuda a sensibilizar sobre la importancia de la empleabilidad juvenil y a inspirar a más jóvenes a participar. En Recicl Arte, contribuye a visibilizar cómo el arte puede ser una herramienta educativa para concienciar sobre la gestión de residuos. Comunicar estos proyectos con claridad y emoción es clave para amplificar su alcance y generar un efecto multiplicador.
Dijiste en el Observatorio Directivo que una marca con propósito tiene efecto directo en las ventas y en la atracción de talento. ¿Lo estáis viendo reflejado en vuestros equipos y consumidores?
Sí, lo vemos reflejado cada día. Las marcas con propósito crecen un 46% más rápido que aquellas que no lo tienen y ya representan el 70% del crecimiento de Unilever. Esa realidad no solo se traduce en cifras de negocio, sino también en la capacidad de atraer y fidelizar talento.
Los consumidores buscan marcas responsables y coherentes, mientras que los profesionales quieren trabajar en compañías alineadas con sus valores. Nuestro compromiso con la sostenibilidad y el propósito nos ha posicionado como un referente en ambos sentidos: generamos confianza en el mercado y orgullo de pertenencia en nuestros equipos. De hecho, gracias a nuestro compromiso con la sostenibilidad hemos sido reconocidos como marca empleador Nº1 en más de 50 mercados.
La comunicación corporativa vive en un entorno en constante cambio. ¿Cómo os adaptáis a las nuevas tendencias, como la inteligencia artificial o las nuevas exigencias regulatorias?
Vivimos en un contexto donde la digitalización, la IA o la regulación marcan nuevas reglas de juego. En Unilever hemos adoptado un enfoque responsable: utilizamos la inteligencia artificial para optimizar procesos de innovación, ser más eficientes en nuestros procesos reduciendo la carga burocrática, reducir la complejidad, anticiparnos a tendencias y mejorar la personalización, pero también levantamos la voz para que su uso sea ético y transparente.
En paralelo, trabajamos de forma proactiva para cumplir e incluso anticiparnos a las nuevas exigencias regulatorias en materia de sostenibilidad y comunicación, y siempre manteniendo la coherencia en lo que hacemos y comunicamos. La clave está en mantenernos ágiles, combinar innovación tecnológica con valores éticos sólidos y ser siempre transparentes con nuestros grupos de interés.
¿Qué gran reto se plantea para la comunicación de Unilever a medio y largo plazo? ¿Cómo mantener la credibilidad y el impacto en un mundo cada vez más escéptico?
El gran reto es seguir siendo creíbles y relevantes en un mundo donde la confianza es frágil y el riesgo de greenwashing es cada vez más señalado. Nuestra respuesta es clara: transparencia, métricas verificables y comunicación honesta sobre lo que logramos y también sobre lo que aún está en proceso.
Queremos que nuestra comunicación sea un reflejo fiel de nuestras acciones: realista, sin prometer imposibles, pero ambiciosa en la voluntad de transformar. Mantener la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es la mejor manera de sostener la credibilidad y seguir demostrando que una compañía puede ser rentable y, al mismo tiempo, mejorar la vida de las personas y del planeta.
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